jueves, 14 de mayo de 2009

.::Buscando Estrellas::.

Anoche, mientras escuchaba la melancólica voz de Chris Simpson cantando “July”, me puse a pensar en aquellas "novias" y novias que he tenido en este lapso de tiempo, la mayoría casi siempre fueron una experiencia única pero sin ganas de repetirla, claro, con sus respectivas excepciones.
En todas hubo amor, amor ficticio, amor deforme o deformidad por amor o incluso todas esas cosas en la misma relación.
Nunca creí que llegaría el día en que, muy a lo contrario de lo que me gustaría desear, necesitara una novia; o mejor dicho, alguien de quien saberme propio, protegido, necesario y un sin fin de cosas que, hasta hace unas horas, consideraba cursi en muchos niveles.
No me gusta aceptar que necesito de alguien, que necesito ese abrazo incondicional en ese martes por la tarde cuando poco o nada ha salido bien. Tampoco me gusta la idea de ser esclavo en la espera de esa llamada, esa noticia, saber de ella, de querer escuchar su voz...necesitar escuchar su voz.
Me es difícil creer que en algún momento entendí lo que querían decir esas miradas de complicidad, de creer o crear a ese ser humano tan...perfecto.

Recuerdo cierta ocasión en que caminé por uno de los desaliñados muelles de mi ciudad para ver un atardecer al estilo Hollywood y desee estar acompañado por ese “alguien especial” tan mencionado en mis cercanos círculos sociales.
Estaba parado justo al final del muelle, recargado sobre el frío barandal que presume su popularidad usando las firmas de los enamorados que escribieron ahí sus votos con corrector o simplemente tallaron sus nombres con alguna navaja barata.
El sol de las seis se reflejó en mis lentes oscuros; la brisa marina traía consigo el perfume de aquel amor finado y el suave oleaje de esa tarde me arrullaba de forma hipnótica, al igual que lo hacía su respiración cuando ella caía dormida sobre mi pecho.

Estos días e intentado por todos los medios dejar de pensar sobre el tema, pero en algún momento del día me pongo a pensar “¿Cómo sería si ella estuviera aquí?” riéndose de las tonterías de un tonto enamorado.
Invitarla al cine y discutir inútilmente sobre de quien es el turno de elegir la película, abrazarla en la intimidad de una sala de cine medio vacía porque la película que elegí resultó ser muy mala y disculparme con ella al salir de la sala, añadiendo que la próxima vez será su turno.
Decirle al oído esas cosas lindas que pienso de ella como si fuese un secreto, escribirle cartas con palabras bobas y melosas sobre el amor que siento por ella y sonrojarme cuando ella me bese la nariz mientras comemos una nieve en el centro.

Me duele aceptar que no recuerdo como se siente en realidad todo eso y no sé si en verdad es que, por el momento, no busco nada de eso...o simplemente no lo encuentro.

Hola, soy Júpiter y este es mi lamento, quisiera llorar esas penas pero me gusta flagelar mi memoria al recordarlas y sentirlas mías.
Mentí...quiero que vengas, tomes mi mano y me lleves contigo a lo eterno, a lo indescriptible, a Venus...a donde sea pero que sea contigo.

¿Te gustaría ir a-marte?

2 comentarios:

Giovanny dijo...

Maravilloso. Comparto contigo mucho de lo que has puesto. P.D. Los atardeceres frente al mar, de la paz, son espectaculares. P.D.2 Todos los atardeceres son espectaculares.

Wallas dijo...

@Giovanny:
Tiene usted toda la razón, mi estimado.